sábado, 18 de junio de 2011

De cómo un científico y una campeona de buceo hacen un experimento con delfines beluga en el Ártico

Desafiando temperaturas bajo cero, en sucesivas sesiones fotográficas, Natalia Avseenko, de 36 años, profesora de yoga y meditación (disciplina que utiliza para poder controlar la respiración bajo el agua) y dos veces campeona mundial en buceo libre, nadó desnuda con dos ballenas belugas (una especie de cetáceo de la familia de los delfines) en las aguas del Ártico en un experimento científico único y controversial, cuyo objetivo era filmar un video sobre el buceo libre y, "comprobar la teoría de que las belugas y los delfines tienen una especie de radar que registra las ondas de los humanos bajo el agua y ver cómo esto afecta su comportamiento", dijo Avseenko a BBC Mundo.

La campeona rusa de buceo libre expresó que "Quería estar en la misma condición que las belugas, hacerme amiga de ellas. Quería que fuéramos iguales. Los humanos no somos los reyes del universo. Tenemos que vivir en armonía con nuestro planeta y con la naturaleza. Ellas son vulnerables frente a los humanos y yo también quise ser vulnerable".

Los científicos que coordinaron el experimento solicitaron a Natalia que bucera de tres moso distontos. En primer lugar, con traje de neopreno y después con bikini: "Cuando me metí con traje las belugas se sentían cómodas, jugaban conmigo. Y en bikini me sentí más cómoda que sin ropa, menos vulnerable". Las fotos se realizaron en abril de 2011.


Avseenko había oído que "cuando las belugas ven a una persona vulnerable intentan ayudarla", y quería comprobar si esto era cierto.

Los buzos expertos rusos tomaron la temperatura del agua y estaba a menos de 1.5 grados centígrados.

El ser humano promedio puede morir si se queda tan sólo cinco minutos en estas aguas de temperatura a menos cero grados, sin embargo, Natalia es una experta en yoga y utiliza técnicas de meditación para contener la respiración y permanecer bajo el agua por el increíble tiempo de diez minutos y 40 segundos.


Hay alrededor de 100 mil belugas en libertad. Su amplia gama de "expresiones faciales" es por que tienen una estructura ósea más flexible que otras ballenas, y ciertamente, estos dos tenían una gran sonrisa para el desnudo de Natalia.

Una ballena beluga pareciera morderde la cabeza a Natasha Avseenko

Natalia medita antes de sumergirse para lograr el mayor tiempo posible de buceo con las ballenas beluga.

Grandes trozos de hielo recortado y sacado del piso donde Natalia habrá de nadar con las ballenas.

brá de nadar con las ballenas

El fotógrafo, Viktor Lyagushkin, es también un experto buzo

El camarógrafo fue Grisha Bulkot y Bogdan Vashchenko estuvo a cargo de la luz



Las belugas tienen una pequeña joroba en la cabeza que utilizan para la eco-localización y se pensaba que habría más posibilidades de entablar una relación con ellas sin la ropa como una barrera.




las ballenas usadas en el experimento recibieron el nombre de Nilma y Matrena



















"Cuando entré al agua desnuda mi sangre se llenó de adrenalina y las belugas lo sintieron. Al principio parecían asustadas, se sorprendieron al percibir que yo estaba en shock, porque ya me conocían. Pero luego, cuando vieron que tenía frío, se me acercaron, querían ayudarme. Me tocaban y trataban de llevarme a la superficie".







Como en una escena de algún clasico de una pintura pre-rrafaelista Natalia Avseenko nada en las gélidas aguas del Ártico con las ballenas beluga.

Natalia estuvo con las ballenas 12 minutos inolvidables en intervalos pues, cada 3 o 4 minutos de apnea subía a la superficie. "Me sentí muy agradecida", dice.


Avseenko concluyó que "las belugas sienten la energía del humano y si perciben algún bloqueo en el flujo de energía tratan de sanarlo. Cambian a las personas".

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BBC Mundo
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