Estados Unidos va a la carga de nuevo con un proyecto de censura para Internet llamado SOPA (Stop Online Piracy Act), y que por estos días actualmente se está discutiendo en comisiones del Congreso de ese país. Europa junto con Creative Commons, Google, Facebook y Twitter se han pronunciado en contra ya que de ser aprobada se le otorgaría todo el poder a las grandes compañías que apoyan esta ley de censura tales como Apple, Microsoft, Adobe (y 24 empresas más junto con Hollywood) para decidir y controlar qué se debe o no publicar en internet, qué debemos compartir y qué debemos bajar de la red, entre otras cosas.
¿En qué consiste SOPA?
El acta permitirá al gobierno de los Estados Unidos bloquear determinadas páginas para que no las puedan ver los residentes del país.
Estados Unidos utilizará un bloqueo por DNS, el mismo que se utiliza en Irán, en China, y en Siria. Dado que la ley estadounidense sirve como precedente en el derecho internacional, pronto otras legislaciones comenzarán a imitarla.
¿Cómo podemos lograr que nuestro sitio no sea bloqueado? Con solamente la publicación de algunos links que rompan el código establecido por la ley, nos podemos ganar un bloqueo. El proyecto no contempla que sea los usuarios los que publiquen esos links, porque asumen que el propietario del sitio no hizo lo suficiente para detenerlo.
Los sitios que tienen mayor riesgo de ser bloqueados son las redes sociales como Facebook, Twitter, MySpace y Vimeo, entre otras. Además, debido a los bloqueos el tráfico disminuirá considerablemente, lo que en consecuencia traerá una menor innovación en el sector, dada la falta de ganancias proyectadas.
¿Cómo afecta esto al usuario común? Los sitios que visitamos diariamente podrían ser bloqueados, los proveedores de correo electrónico, como Yahoo, GMail o Hotmail, podrían ser obligados a censurar algunos de los links que enviamos y recibimos, y los enlaces que compartamos en la redes sociales serán monitoreados y eliminados en caso de ser necesario.
SOPA también afecta a todas las iniciativas que existen para poder combatir la censura en Internet. Bloqueará DNS alternativos, y además las herramientas ya conocidas que han sido utilizadas por los activistas en China y en Iran.
Finalmente, American Censorship nos informa que todo esto puede convertirse en realidad si no hacemos nada para detenerlo. Los proyectos SOPA y PROTECT-IP cuentan con un aval muy grande en el Congreso, por ejemplo de la RIAA.
La audiencia previa para escuchar argumentos a favor y en contra de SOPA fue realizada por el Comité Judicial de la Cámara de Representantes de EEUU el pasado 16 de noviembre. Este proyecto de ley es apoyado por veinte congresistas y senadores tanto demócratas como republicanos, y en él se establece un mecanismo por el que el fiscal general puede exigir un mandamiento judicial para bloquear aquellas páginas extranjeras que "roban y venden innovaciones y productos americanos".
Para conseguirlo, las autoridades podrán ordenar a los buscadores que bloqueen las páginas denunciadas por albergar música, películas, libros e incluso falsificaciones de medicinas o marcas de EEUU. El objetivo es que los ciudadanos de aquel país no puedan visitarlas.
También incluye instrucciones para obligar a las empresas estadounidenses que alojen web acusadas a retirarlas de sus servidores. Además dará cobertura legal para pedir a las empresas de pagos por internet o con tarjetas que impidan transacciones hacia estos sitios. Si todo esto no funciona, el fiscal general podrá exigir el bloqueo a nivel de Sistema de Nombres de Dominio (DNS). Se trata del mecanismo que traduce los nombres de las páginas (www.publico.es, por ejemplo) a direcciones IP que entienden las máquinas (178.249.14.9 en este caso). El servidor raíz de DNS se encuentra en EEUU.
"Como Estados Unidos produce la mayoría de la propiedad intelectual, nuestro país es el que tiene más que perder si no somos capaces de resolver el problema de estos sitios web sin escrúpulos", aseguró el presidente del Comité Judicial e impulsor del proyecto, Lamar Smith, horas antes de que se iniciara la audiencia. En ella participaron representantes de la Biblioteca del Congreso, de la farmacéutica Pfizer, de la asociación de las cinematográficas (MPAA), de MasterCard y la poderosa AFL-CIO, el principal sindicato estadounidense. Todos se mostraron a favor de la ley.
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