El Cristo Pantocrátor (gobernador universal y omnipotente) de las pinturas bizantinas, de rostro ceñudo y severo se sustituyó por la imagen del Cristo crucificado y finalmente, por la figura de la Virgen María con el niño en brazos; dicho reemplazo sirvió para humanizar al cristianismo en el transcurso de los siglos XI y XII y XIII. La dulcificación que el emblema mariano trajo a esta religión, mitigó las ásperas representaciones cristianas, y a través de la metáfora de la maternidad impoluta de semen, María, la impenetrada, la que nunca tuvo, ni tendrá –puesto que es eterna- relación sexual alguna, entró en el dogma cristiano, como la figura que podía interceder por los pecadores ante Jesús, su hijo; símbolo de la madre, de la tolerancia y el perdón. Es así, que los padres de la iglesia le otorgaron entre tantos títulos, el de “Abogada nuestra ante Dios”, y la virgen se eternizó como vía intermedia para la salvación. (Imagen de Wikipedia)
La popularización de la Virgen Maria durante la Edad Media fue también una de las razones que ayudó en la paulatina transformación del objeto de deseo del amor cortés, aquel en que la dama era centro del universo del trovador y el caballero de la Edad Media. La mujer hidalga de carne y hueso fue desplazada por la imagen de la infinitamente virgen, infinitamente madre e infinitamente asexuada Maria. Modelo de amor ubicado, ya no en la tierra sino en las alturas.
La prescripción dictada por El Concilio de Efeso, durante el siglo IV, en la cual se denomina a Maria la Madre de Dios (Theotokos), funcionó como un precepto que de inmediato la excluyó del género humano, pues, el ser madre de Dios la distanció infinitamente de la Maria-mujer así como también del resto de las mujeres, ya que La virgen no es una mujer, es sólo una madre-virgen, madre que declara el rechazo al cuerpo, expresándolo como virtud. (Imagen tomada de The Guardian)
En los países en que se desarrolló el amor cortés, el culto a María llegó de forma tardía puesto que ya existía dentro del cristianismo griego, y fue precisamente una nociva interpretación hecha del griego por Mateo en su Evangelio, desde donde parece arrancar una fantástica historia de castidad femenina llena de malas interpretaciones y malas intenciones, omisiones e invenciones descaradas, grandes equívocos, burdas falsificaciones, grandes imágenes literarias, así como también, muchísimos traspiés lógicos. Tan es así, que el autor del evangelio de Mateo (escrito donde se reseña la idea de virginidad) no es el apóstol Mateo, ni el autor del evangelio de Lucas es Lucas, únicos evangelios –junto al de Santiago- que mencionan el nacimiento de Jesús. Anotemos aquí la conclusión emanada de investigaciones llevadas a cado por la teóloga Uta Ranke-Heinemann: “Los autores de ambos evangelios son desconocidos” [1]. (Imagen: "Tumba de Arturo - Último encuentro entre Lancelot y Ginebra", de Dante Rossettti, Tomada de Wikipedia)
La Búsqueda De La Muchacha En Flor
La primera aberración verbal se trata de una muy mala traducción hecha en el evangelio de Mateo, referida nada más y nada menos que al término “virgen”, palabra que Mateo toma de la traducción griega del Antiguo Testamento hebreo, llamada “Septuaginta”, hecha en el s. II a.C.. y que traduce el término hebreo 'alma' (mujer joven) con la palabra griega 'pártenos', es decir, 'virgen' (Imagen tomada de informanet1):
La Virgen dará a luz
Yavé se dirigió otra vez a Ajaz, por medio de Isaías, que le dijo: "Pide a Yavé tu Dios, una señal aunque sea en las profundidaes del lugar oscuro o en las alturas del cielo." Respondió Ajaz: "No ña pediré, porque no quiero poner a prueba a Yavé."
Entonces Isaías dijo: “¡Oigan, herederos de David! ¿No les basta molestar a todos, que también quieren cansar a mi Dios? El Señor, pues, les dará esta señal: La joven está embarazada y da a luz un varón a quien le pone el nombre de Emmanuel, es decir, Dios-con-nosotros[2]
("Virgin", Imagen tomada de Kunchev.net)
Al respecto, Uta Ranke-Heinemann dice en su análisis que alma puede significar virgen más no necesariamente, y aún en el caso de que Isaías hubiese hablado de virgen, eso no significaba concepción virginal, tema que él no menciona por ninguna parte. Por tanto, aunque se piense que la traducción de alma por virgen era lo que Isaías quiso decir, el pasaje extraído por Mateo dice solamente que la madre del niño esperado era virgen antes de la procreación de éste, y no que la concepción se dio de forma prodigiosa o que la madre siguiera preservando el himen intacto. Además, Isaías estaba hablando de un suceso cercano, no de uno que acaecería 700 años más tarde[3]
“Había Una Vez, Hace Muchos Años, Un Himen Incorrupto Que…”
María la del “bendito vientre”, La Inmaculada, única mujer sin mancha y sin la maldición de ser mujer a cuestas, fue concebida ella misma, en el seno de su propia madre sin pecado original, y al igual que su hijo, es fruto de un embarazo donde no hubo ni deseo carnal ni relación sexual alguna. Sus padres, Joaquín y Ana, y que existen sólo en el protoevangelio de Santiago, “falsificación que ejerció un influjo considerable [4], corresponden más a la leyenda que a la historia real de la madre de Jesús. La concepción de Inmaculada es la base del himen incorrupto de María, dogma de fe para los católicos, definido el 8 de diciembre de l854. (Imagen de 'Super Virgen' tomada de We-dwoje)
"Para honor de la santa e individua Trinidad, para gloria y ornamento de la Virgen Madre de Dios, para exaltación de la fe católica y acrecentamiento de la religión cristiana, con la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles ".
Recapitulemos. La doctrina “revelada por Dios” que la declara “sin culpa original”, es la misma que hace de María una virgen que engendra y pare, mediante la fecundación del poder del Espíritu Santo. Cuestión que la redime, pero de una manera especialísima, pues, si nosotros somos salvados del pecado después de haber incurrido en él, la Virgen Maria fue preservada de caer en el mismo pecado. Como hija de Adán tenía que correr la misma suerte que nosotros, pero su destino desde el principio de los tiempos era no pecar; ese cuerpo sin mácula se convierte en eje o pivote de la fe cristiana, y todo lo que se enseña y se cree sobre la purificación de los pecados y la liberación del género humano mediante la sangre de Cristo “como Cordero inmaculado” - se apoya en este factum”[5] . (Imagen: "Lilith", de John Collier. Tomada de plastica y arte)
María, cuyo nombre verdadero es Miriam, no había sido tomada en cuenta ni por la literatura ni la sociedad medieval hasta que los tratadistas y clérigos laicos la sacaron a la luz sirviéndose de diversas fuentes para exponer y fundamentar su aversión hacia las mujeres, siendo esencial la exégesis bíblica del Antiguo testamento y de la literatura llamada sagrada. La misoginia aunada al ascetismo, dentro una religión de hombres asexuados, dio como resultado un rechazo hacia lo femenino[6]. El empeño de la clase sacerdotal cristiana, en hacer querer aparecer como fenómenos verdaderos la abstinencia sexual = concepción / Madre biológica = Virginidad se apoyó en narraciones inventadas por Santiago, Lucas y Mateo; la proliferación de la imagen Mariana, de los escenarios en que se representaría su culto (según Rohault de Fleury, hacia el final del siglo XIII se contaban en todo el mundo diez mil santuarios marianos, como metas de peregrinaciones) y de una literatura donde ella sería la protagonista, transformó el imaginario sexual del medioevo. (Imagen: "Nuestra señora de Guadalupe", de la artista Mexicana Alma López. Tomada de Hibernia Times)
Ahora bien, es importante señalar que la idea de una diosa virginal judía no es originaria de la cultura hebrea ya que la noción de vírgenes que paren niños redentores del mundo es un tema muy antiguo (Isis en Egipto, Deméter o Atenea en Grecia), de tal manera que podría argumentarse que nada tiene de extraordinario que este tema se haya desarrollado en el seno de la cultura hebraica…
Tomada de freemason
pero es que esta religión no creía absolutamente en el parto virginal debido a que el tema de hijos de dioses le era absolutamente ajeno:
“El judaísmo desconocía por completo la idea de un parto virginal, y tampoco esperó tal parto para el futuro Mesías. Al contrario su esperanza tenía por objeto a un Mesías que sería un hombre nacido de hombres..”[7]
El elemento de la procreación milagrosa no apareció en este culto como resultado de una elaboración sistemática, relacionada con la historia de sus elementos morales, ya que si nos remitimos a Pablo, el autor cristiano más antiguo, encontramos (Gál 4,4) las siguientes palabras concernientes a la procreación de Jesús: “Nacido de una mujer”, que no es lo mismo de una virgen, es decir, nacido de una concepción absolutamente normal. Así mismo, en el evangelio de Marcos, una de las escrituras más viejas, se desconoce por completo este asunto del himen incorruptible, antes y después del parto de María.
La progresiva aparición del tema de la concepción virginal se insertó como parte de un plan que serviría tanto como la demostración de la omnipotencia del Redentor nacido, como la ocasión de que con ello, los cristianos podrían colocarse a la par de culturas y doctrinas equidistantes, donde la presencia de dioses salvadores en mitos antiguos era importante, como por ejemplo la cultura helenista[8].
Miriam, la esposa de José y madre de Jesús, no tomó parte en la decisión de ser elevada a los cielos para ser modelo espiritual y corporal de las mujeres. Tal vez, ella no hubiese querido ser símbolo eterno de la “frigidez devenida honorable”[9] . Más, los padres de la iglesia basándose en la tríada de escritores ya mencionada[10] la canonizaron “Madre Purísima” sinónimo de “esclava del Señor”, es decir, sujeta a la obediencia y concentrada en su hijo.
(Imagen tomada de ratedr4ridiculous)
A esta Mater Inviolata nada le interesa porque solo pertenece a su hijo y por ella el deseo devino en deseo de virginidad, y el cuerpo se resistió a ser cuerpo, ya que el rechazo total de la carne es la virtud inmanente en este modelo a imitar.
María y no Miriam, invita a las mujeres a ser también esclavas de Dios, a querer solamente con Él, ese hijo “Altísimo” con el que nadie puede equipararse, y un amor así es un amor selectivo en extremo, y una entrega así es infinitamente solitaria.
[1] “No y Amén”. Uta Ranke-Heinemann. p. 19. Ed. Trotta
[2] “La Biblia Latinoamericana” Isaías (7,14). p. 463. Ed. Verbo Divino
[3] “Eunucos por el reino de los cielos”. Uta Ranke-Heinemann. p. 31. Ed. Trotta.
[4] Escrito apócrifo que presenta al tal Santiago como “hermano del Señor”, -falsificación señalada por la teóloga Uta Ranke-Heinemann, la cual ejerció una gran influencia posterior en el desarrollo de la mariología. “Eunucos por el Reino de los Cielos” Uta Ranke-Heinemann p. .313. Ed. Trotta
[5] “No y Amén”. Uta Ranke-Heinemann. p. 48. Ed. Trotta
[6] Cita del prof. Vladimir Acosta, extraída del Seminario “La Mujer en la Edad media” en fecha 10-05-01
[7] No y Amén”. Uta Ranke-Heinemann, p.50
[8] No y Amén. P.51
[9] Antonio Escohotado ”Historias de familia. Cuatro mitos sobre sexo y deber” p. 148-149. Ed. Anagrama.
[10] Santiago, Lucas y Mateo.
Bibliografía
“No y Amén”, Uta Ranke-Heinemann. Ed. Trotta
“Eunucos por el reino de los cielos”, Uta Ranke-Heinemann. Ed. Trotta.
“La Biblia Latinoamericana”. Ed. Verbo Divino.
”Historias de familia. Cuatro mitos sobre sexo y deber”. Antonio Escohotado. Ed. Anagrama
("Monografía final escrita por Amerindia Castro para la cátedra universitaria "La mujer y el sexo en la Edad media")
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