¡Que los dioses bendigan la lengua de tu madre!
Conseguí el libro de Ivonne Bordelois, Etimología de las pasiones en la 'Feria del libro'- noviembre, 2010 por pura casualidad. Soy de la opinión de compartir tanto como se pueda la experiencia de un buen libro o de un buen escritor; los estudios que ha hecho Bordelois en el plano del lenguaje bien valen la pena reproducirlos hoy, para celebrar este día dedicado al lenguaje de mamá(r).
"La raíz de la palabra amor se encuentra en el indoeuropeo *ma, madre, raíz imitativa de la voz infantil, que reproduce el balbuceo del bebé al mamar. Su derivado es amma, voz familiar, que también significa madre. El español guarda esta raíz prácticamente intacta, en expresiones ama de leche, es decir, la que amamanta. Amita, significaba dentro del recito indoeuropeo, hermana de la madre o tía, es decir, persona que puede ocuparse de un recién nacido o eventualmente actuar como nodriza. De amma proviene amor.
La M maternal se transmite en muchos casos a los nombres de la hermana, la abuela, la tía, la cuñada, la prima y la sobrina, como si el poder de lactancia de la madre se irradiara a través de todos los miembros femeninos de la familia. Existe también mater, que significa propiamente madre, con el sufijo -ter que indica parentesco y aparece también en pater, frater, etc. En latín se asocian con mater palabras como materia, que hemos heredado directamente, así como su derivado madera. Materies es, en efecto, el tronco o madera dura interna del árbol que produce retoños.
La raíz *am dará lugar a palabras como amar o amor entre nosotros, ya que se proyecta, en espejo, en la raíz *ma. Esta raíz *ma tiene tres entradas en los diccionarios indoeuropeos: en una significa lo propicio, lo bueno (cualidad que todavía se proyecta actualmente en ma-tutino o ma-duro, es decir, lo que está fresco o lo que está a punto para ser comido); en otra, la madre; en otra, lo húmedo. Lo bueno, lo comestible, lo húmedo, lo maternal, lo que fluye parece entretejerse aquí. Ma-má en español -mamma en italiano- es la reduplicación infantil de esta raíz ancestral. Cuando los chicos hoy dicen ma para llamar a sus madres están deshaciendo -"deconstruyendo"- la reduplicación y volviendo a la forma primitiva. Cuando el adulto dice mamá se refiere al seno materno -de hecho, está pidiendo la teta- : mamma es a la vez madre y teta en latín; mamí-fero, el animal que lleva tetas. Amamantar viene de mamar, pero mamar a su vez viene de mama -es decir, primero viene la leche (el seno que la lleva) y luego el deseo y el acto de tomarla-.
Hay una coincidencia notable que se extiende a través de muchos idiomas de origen diverso, indicando que las palabras que designan a la madre, con una frecuencia que desafía las leyes de probabilidad, presentan una M. En lenguas remotas dentro del grupo indoeuropeo, como el hitita, el nombre de la diosa madre era mamma. Pero debemos pensar que la tendencia va más allá del indoeuropeo y se remonta probablemente a una lengua madre originaria en la que se anudaría el indoeuropeo con otros grandes grupos linguísticos primordiales. El gesto de adelantar los labios para producir esta sonorarante nasal se asocia sin dificutades con el acercamiento de la boca del niño al pezón materno. Es también el gesto necesario para el beso."
La M maternal se transmite en muchos casos a los nombres de la hermana, la abuela, la tía, la cuñada, la prima y la sobrina, como si el poder de lactancia de la madre se irradiara a través de todos los miembros femeninos de la familia. Existe también mater, que significa propiamente madre, con el sufijo -ter que indica parentesco y aparece también en pater, frater, etc. En latín se asocian con mater palabras como materia, que hemos heredado directamente, así como su derivado madera. Materies es, en efecto, el tronco o madera dura interna del árbol que produce retoños.
La raíz *am dará lugar a palabras como amar o amor entre nosotros, ya que se proyecta, en espejo, en la raíz *ma. Esta raíz *ma tiene tres entradas en los diccionarios indoeuropeos: en una significa lo propicio, lo bueno (cualidad que todavía se proyecta actualmente en ma-tutino o ma-duro, es decir, lo que está fresco o lo que está a punto para ser comido); en otra, la madre; en otra, lo húmedo. Lo bueno, lo comestible, lo húmedo, lo maternal, lo que fluye parece entretejerse aquí. Ma-má en español -mamma en italiano- es la reduplicación infantil de esta raíz ancestral. Cuando los chicos hoy dicen ma para llamar a sus madres están deshaciendo -"deconstruyendo"- la reduplicación y volviendo a la forma primitiva. Cuando el adulto dice mamá se refiere al seno materno -de hecho, está pidiendo la teta- : mamma es a la vez madre y teta en latín; mamí-fero, el animal que lleva tetas. Amamantar viene de mamar, pero mamar a su vez viene de mama -es decir, primero viene la leche (el seno que la lleva) y luego el deseo y el acto de tomarla-.
Hay una coincidencia notable que se extiende a través de muchos idiomas de origen diverso, indicando que las palabras que designan a la madre, con una frecuencia que desafía las leyes de probabilidad, presentan una M. En lenguas remotas dentro del grupo indoeuropeo, como el hitita, el nombre de la diosa madre era mamma. Pero debemos pensar que la tendencia va más allá del indoeuropeo y se remonta probablemente a una lengua madre originaria en la que se anudaría el indoeuropeo con otros grandes grupos linguísticos primordiales. El gesto de adelantar los labios para producir esta sonorarante nasal se asocia sin dificutades con el acercamiento de la boca del niño al pezón materno. Es también el gesto necesario para el beso."
Ed. Monte Avila 2008. p.48-49.
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