Un 'piquero de Nazca' adulto ataca un pichón, que baja su pico en una típica actitud de sumisión
Las crías que sufren abuso a manos de aves adultas tienen una mayor probabilidad de convertirse, ellas mismas, en abusadoras, de acuerdo con una nueva investigación, quiere decir que la reproducción de conductas agresivas entre seres vivos de la misma especie, no le sucede solamente a los humanos.
Científicos de Estados Unidos observaron la continuación de un ciclo de violencia en las colonias de piqueros de Nazca, Sula granti o alcatraz, aves marinas de las Islas Galápagos y también, de otros lugares próximos a la costa de Ecuador, Colombia y Perú.
Los jóvenes pájaros que han sido maltratados por aves adultas y que no tienen vínculos de parentezco entre ellos, al crecer se comportan más violentos con otras crías.
Es la primera evidencia de que en los animales, al igual que en los seres humanos, el abuso de menores es un comportamiento que puede ser transmitido socialmente.
Los resultados de la investigación fueron publicados en la revista The Auk, El Alca, de la Asociación de Ornitólogos de EE.UU. Los autores del estudio son David Anderson, Martina Müller y otros colegas de la Universidad Wake Forest en Carolina del Norte.
Cada pareja de piqueros en Nazca cria a un sólo pichón cada año, alimentándolo con peces y calamares. Los nidos están dentro de colonias muy pobladas y frecuentemente se dan comportamientos violentos pero, cuando los padres salen al mar a buscar alimentos y los pichones están solos, los adultos sin crías aprovechan para acercarse a los nidos.
Las interacciones con las crías ajenas pueden ser positivas, pero frecuentemente son abusivas. Los visitantes intentan actos sexuales con los pichones o muestran diferentes comportamientos agresivos.
"El maltrato de las crías es muy claro y generalizado", dijo David Anderson a la BBC.
Los investigadores estudiaron las interacciones en una colonia de piqueros en la Isla Española, durante tres períodos de reproducción. Muchas de las aves estaban anilladas desde su nacimiento, lo que facilitó su identificación. Los científicos encontraron una fuerte correlación entre la frecuencia del maltrato sufrido por las crías, y el número de ataques que ellas mismas perpetraron a otros cuando adultas.
La experiencia de abuso condiciona a los pichones de por vida y podría incluso afectar otros aspectos de su personalidad, según el estudio.
Anderson descarta que la causa del comportamiento abusivo sea genética. Sospecha en cambio que el maltrato causa en las víctimas un aumento en los niveles de hormonas asociadas al estrés y esto desencadena a su vez comportamientos agresivos en el futuro, completando el ciclo de violencia.
"Este fenómeno puede ser la causa de variaciones en el comportamiento no sólo de humanos, sino de piqueros en condiciones silvestres y de varios mamíferos en situaciones de cautiverio", dijo Anderson a la BBC.
"El caso de los piqueros de Nazca puede ser muy útil para otros estudios sobre este fenómeno".
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