Imagen de Semana 52
Si un día de la semana usted no descansó bien durante la noche y en el día tiene antojos de comida chatarra, no tiene nada de raro pues recientes estudios han demostrado que la falta de sueño se asocia al deseo por alimentos altos en calorías.
El grupo de investigadores sugiere que el hambre y los hábitos alimenticios relacionados con el sueño, que pueden contribuir al aumento de peso, son generados en parte por ciertas glándulas intestinales involucradas en el apetito.
Según dos estudios presentados en una reunión de investigadores del sueño en Boston, la falta de sueño parece incrementar la actividad en áreas del cerebro que buscan placer, incluido el placer que proporciona la comida chatarra.
En uno de ellos, investigadores de la Universidad de Columbia usaron resonancia magnética funcional, que registra el flujo sanguíneo en el cerebro, para comparar la actividad cerebral en 25 voluntarios después de una noche de sueño normal (alrededor de ocho horas) y de una noche en que se les limitó el sueño a sólo cuatro horas.
En cada caso, los investigadores escanearon los cerebros mientras les mostraban a los voluntarios imágenes de comidas poco saludables intercaladas con comidas saludables, como frutas, vegetales y avena. Las redes cerebrales asociadas con el deseo y la recompensa estuvieron más activas cuando los participantes no habían dormido que cuando habían descansado bien, especialmente cuando los participantes vieron las imágenes de las comidas chatarras.
“Las partes del cerebro que buscan el placer fueron estimuladas después de que el individuo durmió poco. Las personas deseaban comidas como pizza de pepperoni, hamburguesas de queso y pastel”, dijo la investigadora líder Marie-Pierre St-Onge, del Centro de Investigación de la Obesidad de Nueva York de esa universidad.
Agregó que las personas desean comidas altas en calorías porque sus cuerpos y cerebros buscan energía adicional para ayudarles a sobrellevar el día.
Por otro lado, investigadores de la Universidad de California en Berkeley les pidieron a 23 adultos jóvenes sanos calificar su deseo por varias comidas mientras eran examinados en resonancia magnética funcional. Los participantes expresaron una fuerte preferencia a la comida no saludable cuando habían estado despiertos durante 24 horas seguidas, comparados con los que habían descansado bien.
El grupo de investigadores sugiere que el hambre y los hábitos alimenticios relacionados con el sueño, que pueden contribuir al aumento de peso, son generados en parte por ciertas glándulas intestinales involucradas en el apetito.
Según dos estudios presentados en una reunión de investigadores del sueño en Boston, la falta de sueño parece incrementar la actividad en áreas del cerebro que buscan placer, incluido el placer que proporciona la comida chatarra.
En uno de ellos, investigadores de la Universidad de Columbia usaron resonancia magnética funcional, que registra el flujo sanguíneo en el cerebro, para comparar la actividad cerebral en 25 voluntarios después de una noche de sueño normal (alrededor de ocho horas) y de una noche en que se les limitó el sueño a sólo cuatro horas.
En cada caso, los investigadores escanearon los cerebros mientras les mostraban a los voluntarios imágenes de comidas poco saludables intercaladas con comidas saludables, como frutas, vegetales y avena. Las redes cerebrales asociadas con el deseo y la recompensa estuvieron más activas cuando los participantes no habían dormido que cuando habían descansado bien, especialmente cuando los participantes vieron las imágenes de las comidas chatarras.
“Las partes del cerebro que buscan el placer fueron estimuladas después de que el individuo durmió poco. Las personas deseaban comidas como pizza de pepperoni, hamburguesas de queso y pastel”, dijo la investigadora líder Marie-Pierre St-Onge, del Centro de Investigación de la Obesidad de Nueva York de esa universidad.
Agregó que las personas desean comidas altas en calorías porque sus cuerpos y cerebros buscan energía adicional para ayudarles a sobrellevar el día.
Por otro lado, investigadores de la Universidad de California en Berkeley les pidieron a 23 adultos jóvenes sanos calificar su deseo por varias comidas mientras eran examinados en resonancia magnética funcional. Los participantes expresaron una fuerte preferencia a la comida no saludable cuando habían estado despiertos durante 24 horas seguidas, comparados con los que habían descansado bien.
Fuente: Rpp Noticias
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