*Un área del cerebro es la encargada de procesar la música y evocar los recuerdos
*La zona dorsal del córtex prefrontal medial conecta melodías y memorias
Vamos manejando por cualquier carretera escuchando la radio. De improvisto, recordamos el comienzo de una antigua melodía que suena a través de las cornetas y nuestra mente se desboca en sensaciones antes perdidas en el olvido, pensamientos de antaño y emociones que tienen que ver con el primer baile al que asistimos, un día de playa adolescente o el fallecimiento de algún ser amado; todo un universo revelado gracias al poder de la música. Un científico norteamericano nos esclarece qué pasa en el cerebro cuando una determinada canción nos lleva hacia el pasado.
A pesar de que carecemos de bandas sonoras para ambientar nuestros ejercicios en el gimnasio o cuando desempolvamos los muebles de nuestra casa o al silbar una melodía 'cursilona' para las ocasiones más románticas. En nuestro acontecer diario no existe una banda musical espontánea que se adapte a lo que nos sucede en el día a día pero, una inmensa cantidad de nuestros recuerdos son "películas mentales que empiezan a proyectarse en nuestra cabeza cuando escuchamos una pieza musical familiar que actúa como su banda sonora", explica Petr Janata, profesor de psicología en el Centro para la Mente y el Cerebro de la Universidad de California en Davis.
Janata cuenta en la revista 'Cerebral Cortex' cómo en una zona de nuestro cerebro conectada con el almacenamiento y la recuperación de recuerdos, las neuronas trabajan como centro de conexión entre melodías familiares, memoria y emoción. Trabajos previos de este especialista habían demostrado que la música, como los olores, son poderosos evocadores de recuerdos.
Trece estudiantes de la universidad de California colaboraron en un experimento donde escucharon 30 fragmentos de canciones –sacadas de listas Top 100 y que tenían que ver con ellos cuando tenían entre siete y diecinueve años- al tiempo que Janata analizaba sus cerebros a través de resonancias magnéticas funcionales. Los integrantesa de la prueba tenían también que dar un puntaje a cada tema de acuerdo con lo familiar que les resultara, si les había gustado, o traído o no algún recuerdo y otros temas semejantes.
De media, cada uno de los estudiantes reconoció 17 de las 30 canciones y de ellas unas 13 estaban moderada o fuertemente asociadas con memorias autobiográficas. Aquellas que evocaban recuerdos más vívidos eran capaces también de provocar las respuestas emotivas más conmovedoras.
Cuando Janata contrastó lo que dijeron los participantes con cada una de sus resonancias se dió ciuenta que cuanto más importante era el recuerdo evocado mayor actividad registraba la parte alta (dorsal) del córtex prefrontal medial, una región cerebral que ya antes había despertado su interés por varias razones: Por un lado, está relacionada con la recuperación de las memorias y, por otro, el placer y las respuestas emocionales provocadas por la música modulan su actividad.
Sin embargo lo más extraordinario del experimento fue que al usar un modelo diseñado por Janata, este investigador pudo elaborar mapas tonales de cada fragmento de canción y comprobó cómo esta región cerebral seguía el progreso de la melodía al tiempo que evocaba los recuerdos que le traían esas notas. O sea, que esta zona del cerebro puede "seguir los aspectos estructurales de la música", dijo el autor Petr Janata.
link: El Mundo.es
*La zona dorsal del córtex prefrontal medial conecta melodías y memorias
Vamos manejando por cualquier carretera escuchando la radio. De improvisto, recordamos el comienzo de una antigua melodía que suena a través de las cornetas y nuestra mente se desboca en sensaciones antes perdidas en el olvido, pensamientos de antaño y emociones que tienen que ver con el primer baile al que asistimos, un día de playa adolescente o el fallecimiento de algún ser amado; todo un universo revelado gracias al poder de la música. Un científico norteamericano nos esclarece qué pasa en el cerebro cuando una determinada canción nos lleva hacia el pasado.
A pesar de que carecemos de bandas sonoras para ambientar nuestros ejercicios en el gimnasio o cuando desempolvamos los muebles de nuestra casa o al silbar una melodía 'cursilona' para las ocasiones más románticas. En nuestro acontecer diario no existe una banda musical espontánea que se adapte a lo que nos sucede en el día a día pero, una inmensa cantidad de nuestros recuerdos son "películas mentales que empiezan a proyectarse en nuestra cabeza cuando escuchamos una pieza musical familiar que actúa como su banda sonora", explica Petr Janata, profesor de psicología en el Centro para la Mente y el Cerebro de la Universidad de California en Davis.
Janata cuenta en la revista 'Cerebral Cortex' cómo en una zona de nuestro cerebro conectada con el almacenamiento y la recuperación de recuerdos, las neuronas trabajan como centro de conexión entre melodías familiares, memoria y emoción. Trabajos previos de este especialista habían demostrado que la música, como los olores, son poderosos evocadores de recuerdos.
Trece estudiantes de la universidad de California colaboraron en un experimento donde escucharon 30 fragmentos de canciones –sacadas de listas Top 100 y que tenían que ver con ellos cuando tenían entre siete y diecinueve años- al tiempo que Janata analizaba sus cerebros a través de resonancias magnéticas funcionales. Los integrantesa de la prueba tenían también que dar un puntaje a cada tema de acuerdo con lo familiar que les resultara, si les había gustado, o traído o no algún recuerdo y otros temas semejantes.
De media, cada uno de los estudiantes reconoció 17 de las 30 canciones y de ellas unas 13 estaban moderada o fuertemente asociadas con memorias autobiográficas. Aquellas que evocaban recuerdos más vívidos eran capaces también de provocar las respuestas emotivas más conmovedoras.
Cuando Janata contrastó lo que dijeron los participantes con cada una de sus resonancias se dió ciuenta que cuanto más importante era el recuerdo evocado mayor actividad registraba la parte alta (dorsal) del córtex prefrontal medial, una región cerebral que ya antes había despertado su interés por varias razones: Por un lado, está relacionada con la recuperación de las memorias y, por otro, el placer y las respuestas emocionales provocadas por la música modulan su actividad.
Sin embargo lo más extraordinario del experimento fue que al usar un modelo diseñado por Janata, este investigador pudo elaborar mapas tonales de cada fragmento de canción y comprobó cómo esta región cerebral seguía el progreso de la melodía al tiempo que evocaba los recuerdos que le traían esas notas. O sea, que esta zona del cerebro puede "seguir los aspectos estructurales de la música", dijo el autor Petr Janata.
link: El Mundo.es