El perfil psicológico que utilizan las fuerzas de seguridad de todo el mundo para definir a los asesinos en serie habla de personajes vanidosos y superficiales. Mienten, no tienen remordimientos y no dudan en manipular sin miramientos a quienes les rodean para conseguir sus objetivos. Son capaces de poner en práctica cualquier estrategia, por poco ética que sea, para ver complacidas sus ansias de poder, sin tener en cuenta las consecuencias sociales, morales o incluso legales.
“Irónicamente, son los mismos comportamientos que vemos cada día en los hombres y mujeres que ocupan los principales puestos de responsabilidad política”, asegura Jim Kouri, vicepresidente y portavoz de la asociación de Jefes de Policía de EEUU (Nacop), en un informe publicado en 2009, poco después del inicio de la crisis, en el que concluye que los cargos públicos tienen demasiado en común con ‘Jack el Destripador’ o Charles Manson.
Según Kuori, lo único que los diferencia es que los políticos no han llegado al asesinato, “al menos de momento”. Para alcanzar esta conclusión, el experimentado policía con más de 30 años de experiencia, ha buceando en los archivos de la Unidad de Análisis del Comportamiento de la Oficina Federal de Investigación (FBI), buscando los denominadores comunes que definían la personalidad de los asesinos múltiples y comparándola con el ‘modus operandi’ de los políticos.
Basta un simple vistazo a la prensa internacional para ver que no le falta razón. Las portadas de los periódicos se llenan casi a diario con escándalos de todo tipo –sexuales, económicos o de tráfico de influencias– protagonizados por representantes públicos elegidos en las urnas.
Para Kouri, la clase política se caracteriza por su impulsividad, irresponsabilidad, un comportamiento parasitario y una carencia absoluta de objetivos vitales realistas. “Hacen lo que desean cuando quieren”, asegura, a la vez que puntualiza que “aunque muchos líderes políticos renegarán de la comparación con un asesino en serie, comparten con ellos numerosas trazas de personalidad. Más de las que les gustaría”.
Los trabajadores del sector financiero, los otros grandes responsables de la crisis según el imaginario popular, tampoco se han librado de pasar por el análisis con lupa de su comportamiento, y no han salido especialmente bien parados.
Casos como el de Jérôme Kerviel, que en 2008 protagonizó el mayor fraude bancario de la historia causando la pérdida de 4.900 millones de euros a Société Générale, o el de Kweku Adoboli, el ‘trader’ británico que hizo desaparecer 2.000 millones de euros del banco suizo UBS, han llamado la atención de distintos centros de estudios y universidades, que han analizado el comportamiento de los hombres que manejan los dichosos mercados.
Para el instituto estadounidense de estudios financieros CFA, en Wall Street operan nada menos que 17.130 psicópatas. Al menos eso es lo que afirma un estudio elaborado por un grupo independiente de psicólogos para la revista mensual del grupo, que concluye que el 10% de los 171.300 empleados que según el Departamento de trabajo de Nueva York trabajan en la capital financiera del planeta tiene rasgos psicopáticos.
"Un psicópata financiero no tiene un perfil determinado, puede ser tu propio compañero, un becario, un jefe de grupo o incluso el presidente de la compañía. Su personalidad destructiva pasa desapercibida en la mayoría de los casos", asegura la periodista Sherree DeCovny, en el último número del CFA Magazine.
Según los especialistas, son incapaces de empatizar o sentir remordimiento, por eso interactúan con las demás personas como si fuesen cualquier otro objeto, las utilizan para conseguir sus objetivos y la satisfacción de sus propios intereses.
Una definición que respalda una investigación realizada por la universidad suiza de St. Gallen que asegura que las esperpénticas personalidades de 'bróker-psicópatas' retratados en películas como 'Wall Street' o 'American Psycho' no están tan alejadas de la realidad.
“Algunos inversores tienen confiados sus ahorros en gente que no es capaz de tomar decisiones debido al consumo de drogas”. El pasado mes de octubre, el ex subsecretario del Gobierno de Silvio Berlusconi, Carlo Giovanardi, abrió la caja de los truenos y acusó a algunos actores del mercado financiero de consumir sustancias ilegales durante una entrevista con la publicación económica Bloomberg.
Giovanardi, que en 2010 promovió una prueba de drogas voluntaria para los miembros del Parlamento, afirma que estudios realizados en Estados Unidos sugieren que las recientes turbulencias financieras pueden haber sido amplificadas por “personas que han perdido el contacto con la realidad” debido al consumo de estupefacientes. De hecho, antes de ser destituido junto al resto de la Administración Berlusconi propuso obligar a los bróker a pasar controles 'antidoping'.
La iniciativa no prosperó en Italia pero sí en EEUU. A mediados del pasado mes de marzo, los representantes locales del estado Oklahoma aprobaron una nueva legislación que obligaría a los candidatos a un cargo público a someterse a test para detectar drogas en los 15 días anteriores a presentar su candidatura.
Fuente: La información
Otros post relacionados en este blog:
- Cómo detectar a un psicópata
- Los psicóptatas que nos gobiernan (y los que están entre nosotros)
Link en inglés: ¿Cuál es la diferencia entre un político y un psicópata?: Ninguno
“Irónicamente, son los mismos comportamientos que vemos cada día en los hombres y mujeres que ocupan los principales puestos de responsabilidad política”, asegura Jim Kouri, vicepresidente y portavoz de la asociación de Jefes de Policía de EEUU (Nacop), en un informe publicado en 2009, poco después del inicio de la crisis, en el que concluye que los cargos públicos tienen demasiado en común con ‘Jack el Destripador’ o Charles Manson.
Según Kuori, lo único que los diferencia es que los políticos no han llegado al asesinato, “al menos de momento”. Para alcanzar esta conclusión, el experimentado policía con más de 30 años de experiencia, ha buceando en los archivos de la Unidad de Análisis del Comportamiento de la Oficina Federal de Investigación (FBI), buscando los denominadores comunes que definían la personalidad de los asesinos múltiples y comparándola con el ‘modus operandi’ de los políticos.
Basta un simple vistazo a la prensa internacional para ver que no le falta razón. Las portadas de los periódicos se llenan casi a diario con escándalos de todo tipo –sexuales, económicos o de tráfico de influencias– protagonizados por representantes públicos elegidos en las urnas.
Para Kouri, la clase política se caracteriza por su impulsividad, irresponsabilidad, un comportamiento parasitario y una carencia absoluta de objetivos vitales realistas. “Hacen lo que desean cuando quieren”, asegura, a la vez que puntualiza que “aunque muchos líderes políticos renegarán de la comparación con un asesino en serie, comparten con ellos numerosas trazas de personalidad. Más de las que les gustaría”.
Los trabajadores del sector financiero, los otros grandes responsables de la crisis según el imaginario popular, tampoco se han librado de pasar por el análisis con lupa de su comportamiento, y no han salido especialmente bien parados.
Casos como el de Jérôme Kerviel, que en 2008 protagonizó el mayor fraude bancario de la historia causando la pérdida de 4.900 millones de euros a Société Générale, o el de Kweku Adoboli, el ‘trader’ británico que hizo desaparecer 2.000 millones de euros del banco suizo UBS, han llamado la atención de distintos centros de estudios y universidades, que han analizado el comportamiento de los hombres que manejan los dichosos mercados.
Para el instituto estadounidense de estudios financieros CFA, en Wall Street operan nada menos que 17.130 psicópatas. Al menos eso es lo que afirma un estudio elaborado por un grupo independiente de psicólogos para la revista mensual del grupo, que concluye que el 10% de los 171.300 empleados que según el Departamento de trabajo de Nueva York trabajan en la capital financiera del planeta tiene rasgos psicopáticos.
"Un psicópata financiero no tiene un perfil determinado, puede ser tu propio compañero, un becario, un jefe de grupo o incluso el presidente de la compañía. Su personalidad destructiva pasa desapercibida en la mayoría de los casos", asegura la periodista Sherree DeCovny, en el último número del CFA Magazine.
Según los especialistas, son incapaces de empatizar o sentir remordimiento, por eso interactúan con las demás personas como si fuesen cualquier otro objeto, las utilizan para conseguir sus objetivos y la satisfacción de sus propios intereses.
Una definición que respalda una investigación realizada por la universidad suiza de St. Gallen que asegura que las esperpénticas personalidades de 'bróker-psicópatas' retratados en películas como 'Wall Street' o 'American Psycho' no están tan alejadas de la realidad.
¿Abuso de drogas?
Fuente de la imagen: Vanguardia
“Algunos inversores tienen confiados sus ahorros en gente que no es capaz de tomar decisiones debido al consumo de drogas”. El pasado mes de octubre, el ex subsecretario del Gobierno de Silvio Berlusconi, Carlo Giovanardi, abrió la caja de los truenos y acusó a algunos actores del mercado financiero de consumir sustancias ilegales durante una entrevista con la publicación económica Bloomberg.
Giovanardi, que en 2010 promovió una prueba de drogas voluntaria para los miembros del Parlamento, afirma que estudios realizados en Estados Unidos sugieren que las recientes turbulencias financieras pueden haber sido amplificadas por “personas que han perdido el contacto con la realidad” debido al consumo de estupefacientes. De hecho, antes de ser destituido junto al resto de la Administración Berlusconi propuso obligar a los bróker a pasar controles 'antidoping'.
La iniciativa no prosperó en Italia pero sí en EEUU. A mediados del pasado mes de marzo, los representantes locales del estado Oklahoma aprobaron una nueva legislación que obligaría a los candidatos a un cargo público a someterse a test para detectar drogas en los 15 días anteriores a presentar su candidatura.
Fuente: La información
Otros post relacionados en este blog:
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Link en inglés: ¿Cuál es la diferencia entre un político y un psicópata?: Ninguno
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